Ellen Ochoa
Méjico
Desde los inicios de la exploración espacial en la década del 1960, el género femenino se mantenía recibiendo reiterados “no aceptamos a chicas como astronautas” por parte de la NASA. No era suficiente el estudiar, enfocarse y completar un doctorado con excelentes calificaciones. Las mujeres debían enfrentar el prejuicio sexista que ubicaba al hombre como líder en la órbita espacial, atravesar pruebas psicofísicas de adaptación y como si esto fuera poco, mantener la dignidad en pie para llegar al espacio.
Aunque Ellen no soñó con ser astronauta desde su infancia; las ciencias, matemáticas e ingeniería le llamaban la atención. En junio de 1983 observó entusiastamente el viaje espacial de la estadounidense Sally Ride. Ese momento fue clave para ella pues se dio cuenta de que también podría alcanzar las estrellas.
Ellen Ochoa nació el 10 de mayo de 1958 en California, Estados Unidos. Aunque sus padres también nacieron en Estados Unidos, sus abuelos eran mejicanos provenientes de Sonora. Al llegar su adolescencia sus progenitores se divorciaron y perdió el contacto con su familia paterna. Fue durante aquella etapa de transición donde encontró el amor por las ciencias, las matemáticas, la literatura y la flauta.
Según Ellen, en su madre encontró la inspiración y la fuerza propulsora para llegar lejos en la Tierra desconociendo el éxito escalonado que también lograría en el espacio. Rosanne Ochoa, su madre, emprendió una nueva vida a cargo de cinco hijos luego de su divorcio. Aunque le tomó 22 años de estudio, se diplomó con honores académicos en la Universidad Estatal de San Diego logrando su título en Estudios Liberales tres años después de ver a Ellen graduarse de la misma universidad.
Ellen se destacó como buena estudiante desde la infancia. Se graduó en Grossmont High School de La Mesa en 1975. Luego, gracias a una beca de la Universidad Estatal de San Diego, continuó sus estudios en física en la Universidad de Stanford. Si bien también probó otras carreras como periodismo, negocios y computación, su orientación vocacional se esclareció por completo al encontrar verdadero interés en las matemáticas.
Al parecer, la búsqueda de conocimiento era incesante y por ello continuó superándose a sí misma. Durante sus estudios, Ochoa se especializó en sistemas ópticos para el procesamiento de información. Así, se convirtió en la co-inventora de tres patentes en dicho campo. Seguidamente, logró el Doctorado en Ingeniería Eléctrica en 1985.
Próximamente, Ellen se postuló para ser astronauta en dos oportunidades. La sorpresa de un “no” fue contundente. Sin embargo, continuó adiestrándose y consiguió una licencia como piloto privado.
La espera duró cinco años y el gran día finalmente llegó. En 1990, Johnson Space Center la seleccionó como aspirante a astronauta a consecuencia de sus estudios y contribuciones a la tecnología aeroespacial. La nueva preparación comprendía múltiples disciplinas académicas para garantizar el control de cualquier situación posible en el espacio. Estudió astronomía, meteorología, mecánica orbital, navegación, seguridad y primeros auxilios. Un año después ya era astronauta.
En ese primer viaje al espacio ningún instante pasó desapercibido mientras la nave daba una vuelta alrededor de la Tierra cada 90 minutos. Ochoa estaba dedicada al estudio del ciclo solar y sus efectos en el planeta tierra. Sin embargo, también desplegó sus habilidades al interpretar música clásica con su flauta. Nueve días después de completar 148 órbitas alrededor de la Tierra, los cinco tripulantes retornaron a la superficie terrestre. Este primer viaje al espacio hizo que Ellen Ochoa se convirtiera en la primera mujer hispana en ir al espacio.
Ellen Ochoa viajó cuatro veces al espacio donde portó varios roles. Por ejemplo, Comandante de carga útil para recolectar datos sobre la energía solar e Ingeniera de vuelo donde operó el brazo mecánico de la Estación Espacial Internacional. Desde su primera llegada al espacio se convirtió en una referente científica para una multitud de jóvenes.
Con el pasar de los años, Ellen valoró sus pasiones, su dedicación y amor por la educación. El espacio la llamó desde un inicio y al parecer, así será hasta el fin de sus días. Las metas que se propuso a lo largo de su carrera siempre fueron altas, pero no faltaron las ocasiones en las que algunas personas le hicieron sentir que ella no era merecedora de sus logros. Sin embargo, ella reforzaba su motivación diciendo: “esta persona realmente no me conoce y no sabe de mis capacidades, mis intereses o mis habilidades para aprender”.
Después de 30 años, se jubiló de la NASA pero su pasión no se apagó. Continúa involucrada en actividades de ciencia e ingeniería. También dedica parte de su tiempo a su familia, a escribir artículos de divulgación científica y a promover la incursión de mujeres y minorías de Estados Unidos en los campos científicos. El 19 de mayo de 2017, Ellen Ochoa fue homenajeada en una ceremonia en el Kennedy Space Center de Florida. Por su carrera como investigadora, co-inventora, astronauta y gerente, ingresó al Salón de la Fama de la NASA.
Aprendiendo más sobre Ellen Ochoa, el espacio y los planetas…
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Siempre recuerda; nadie conoce la pasión y sueños que llevas en tu interior; así que no te des por vencida.
Con amor,
María