Ser Latinas

View Original

Julia de Burgos

PAIS



See this content in the original post

En el horizonte de la poesía puertorriqueña, pocos nombres resuenan con tanta pasión y fuerza como el de una mujer que desafió las normas de su tiempo. Su vida fue un canto profundo a la libertad, el amor y la justicia, reflejando las luchas internas y externas que moldearon su esencia. A través de sus versos, encontramos una voz poderosa que rompió cadenas y creó nuevos caminos para la expresión femenina. Esa voz inquebrantable pertenece a Julia de Burgos, la poeta que aún hoy sigue inspirando con su legado eterno.

Julia Constancia Burgos García, nació el 17 de febrero de 1914 en el barrio Santa Cruz de Carolina. Desde temprana edad, mostró un espíritu indomable que la llevó a desafiar no solo las limitaciones económicas de su familia, sino también las expectativas de la sociedad en cuanto a lo que una mujer podía lograr.

Criada en una familia humilde, Julia fue la mayor de trece hermanos. A pesar de las dificultades económicas, su amor por la naturaleza y su patria nunca menguó. Fue la primera en su familia en obtener una educación universitaria, asistiendo a la Escuela Superior de la Universidad de Puerto Rico a los 14 años. En 1931, gracias a una beca, ingresó a la Universidad de Puerto Rico, donde estudió magisterio. Sin embargo, su verdadera pasión era la literatura, y pronto comenzó a escribir poesía. A los 19 años, ya era maestra, pero sus versos comenzaban a darle un lugar en el mundo literario.


Activismo y Poesía:

El Camino hacia la Libertad

Durante la década de 1930, Julia se involucró profundamente en el activismo político. Se unió al Partido Nacionalista de Puerto Rico, liderado por Pedro Albizu Campos, y escribió sobre la independencia de la isla y las injusticias que enfrentaba su pueblo. Sin embargo, fue su poesía la que la inmortalizó. Su poema más famoso, "Río Grande de Loíza", fue escrito mientras vivía en Naranjito, inspirado por las montañas de la Cordillera Central y el río que tanto amaba. En 1938, su primer libro de poesía, *Poema en veinte surcos*, la estableció como una de las voces más potentes de la literatura caribeña.

Julia no solo escribió sobre la lucha política, sino que también reflexionó profundamente sobre la condición femenina en su obra "A Julia de Burgos". En este poema, se desafía a sí misma y a todas las mujeres a cuestionar los roles que la sociedad les impone, abogando por la libertad personal y la búsqueda de justicia.

La Travesía en el Exilio

En 1940, Julia emigró a Nueva York, donde enfrentó tiempos difíciles. Aunque continuó escribiendo y se involucró en círculos intelectuales y periodísticos, la búsqueda de empleo fue un reto constante. A pesar de los obstáculos, Julia siguió creando, dejando un legado de poesía que refleja no solo el dolor del exilio, sino también la pasión por la vida, la naturaleza y la justicia social.

Su vida, marcada por amores tormentosos y decepciones, terminó trágicamente el 6 de julio de 1953, cuando fue encontrada inconsciente en una calle de Nueva York. Murió en el anonimato, pero poco después, sus restos fueron llevados a Puerto Rico, donde descansan cerca del Río Grande de Loíza, el mismo río que inspiró uno de sus poemas más emblemáticos.

Un Legado Eterno

Julia de Burgos fue mucho más que una poeta: fue una mujer que, a pesar de las adversidades, dejó una huella imborrable en la literatura y en la lucha por los derechos de la mujer y la libertad de su patria. Su vida es un testimonio de valentía, resistencia y pasión. Es por esto que su obra sigue siendo estudiada y celebrada, no solo en Puerto Rico, sino en todo el mundo.


¿Qué podemos aprender de

Julia de Burgos?

Su historia nos enseña la importancia de ser fieles a nuestras convicciones, aún cuando el camino es incierto y está lleno de obstáculos. Julia vivió y escribió con una autenticidad que rompió moldes y abrió caminos para las futuras generaciones de escritores, activistas y soñadores.

Aportando a Nuestra Comunidad

Aprender de Julia significa comprometernos con nuestras pasiones y con las causas que consideramos justas. Desde su lucha por la independencia de Puerto Rico hasta su defensa de los derechos de la mujer, Julia nos inspira a usar nuestras voces para construir un mundo más justo. Podemos seguir su ejemplo creando espacios para la reflexión y el diálogo en nuestras comunidades, promoviendo la igualdad y la libertad. Además, su legado nos recuerda la importancia de apoyar a los artistas y escritores que, como ella, nos ayudan a entender mejor el mundo y nuestras emociones.

Hoy, su memoria vive en las avenidas y murales que llevan su nombre, en las páginas de sus libros, y en los corazones de quienes continúan luchando por una sociedad más libre y equitativa. Julia de Burgos nos invita a soñar, a escribir nuestra propia ruta, y a ser parte del cambio que queremos ver en el mundo.

See this content in the original post

“Yo quise ser como los hombres quisieron que yo fuese:

un intento de vida;

un juego al escondite con mi ser.

Pero yo estaba hecha de presentes 

y mis pies, planos sobre la tierra promisora, 

no resistían caminar hacia atrás 

y seguían adelante, adelante”. 

–Yo misma fui mi ruta (1938)

Mural mosaico por el talentoso Manny Vega

See this social icon list in the original post

See this gallery in the original post