Carmen Contreras-Bozak

Puerto Rico


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"Había tanto entusiasmo por la guerra y el patriotismo que muchas de las mujeres que estaban conmigo se unieron al servicio……así que pensé que yo también podría unirme".

~Carmen Contreras-Bozak


Erase una vez, apenas unas décadas atrás, los valores tradicionales de nuestra cultura no les permitían a las mujeres ciertas libertades. Por ejemplo, no podían continuar estudios universitarios y mucho menos obtener un ingreso. Sin embargo, con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, las situaciones comenzaron a cambiar. Desde entonces, las mujeres podían asistir en ciertas tareas administrativas que fueron dejadas vacantes por los hombres reasignados a zonas de combate. Es por tal razón que en 1942 se creó el Cuerpo Auxiliar del Ejército Femenino (WAAC) con el propósito de poner a disposición de la defensa nacional el conocimiento, la habilidad y la capacitación de las mujeres.

 

En 1944, el ejercito comenzó a reclutar mujeres hispanas bilingües para tareas como comunicaciones, interpretación y criptología o el estudio de mensajes codificados. Se recibieron más de 1,000 solicitudes para la unidad, que se compondría de solo 200 mujeres. Una de estas mujeres que se unió al WAAC, la primera hispana en representar lo que es Ser Latinas; fue Carmen Contreras.

 
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Carmen Contreras nació entre las verdes montañas del pueblo de Cayey en la isla del encanto, Puerto Rico. Después del divorcio de sus padres, su madre decidió mudar la familia a Nueva York. Al graduarse de escuela superior, y tras aprobar satisfactoriamente varias pruebas, Contreras obtuvo la oportunidad de trabajar para el Departamento de Guerra en Washington, DC. La inspiración que le brindaba su trabajo y el propio sentido de patriotismo fue lo que llevó a Carmen a alistarse en el Cuerpo Auxiliar del Ejército Femenino. La llamada al deber y la vida laboral era más importante para ella que el estilo de vida doméstico tradicional que se les inculcaba a las mujeres hasta el momento.

 

Después de su entrenamiento básico en Georgia, la unidad militar de mujeres hispana fue asignada al Puerto de Embarque de la Ciudad de Nueva York para trabajar en oficinas militares. Con sólo dos meses de capacitación, Contreras y su unidad embarcaron hacia el norte de África. Servir en el extranjero era peligroso para las mujeres; si eran capturadas, heridas o se enfermaban no tenían las mismas protecciones que los soldados varones. Además, no eran tratadas como los militares regulares del ejército; no recibían pagos en el extranjero ni podían recibir un seguro de vida del gobierno. Sin embargo, estas condiciones no fueron capaces de detener a estas emprendedoras latinas.

 
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Cuando finalmente llegaron al norte de África, Carmen Contreras fue asignada no como mecanógrafa o taquígrafa, como muchas mujeres en ese momento, sino al Cuerpo de Señales. El trabajo de Contreras consistía en enviar y recibir mensajes codificados entre la sede del general Dwight D. Eisenhower en Argel y el campo de batalla en Túnez. Trabajaba como Técnica de 4to grado cuyo rango a menudo le daba el título de sargento. Los técnicos de este rango poseían habilidades especializadas que fueron recompensadas con una calificación salarial más alta. Sin embargo, el trabajo mas importante de Carmen era como intérprete ya que hablaba cinco idiomas: inglés, español, portugués, italiano y francés. Después de su tiempo en Argel, Contreras pasó un corto tiempo en Italia trabajando en un palacio y viviendo en un antiguo hospital del Ejército antes de regresar a los Estados Unidos.

 

Al regresar a los Estados Unidos, Carmen ingresó en el hospital para tratar una infección ocular que había contraído en Argel. Allí conoció a Theodore Bozak, otro paciente militar. Después de seis meses, se casaron. La pareja estuvo casada durante 46 años y tuvieron dos hijos, Brian y Robert, y una hija, Carmen.

 

La vida de Carmen Contreras estuvo dirigida por sus experiencias durante la Segunda Guerra Mundial y su devoción por los veteranos de guerra. En 1989, comenzó un capítulo de veteranas de la WAC en Fort Lauderdale, Florida, donde vivía. Fue la primera presidenta del capítulo y también fundó un capítulo de la Sociedad de Viudas Militares en 1998. Las reuniones mensuales de esta organización y su tiempo como voluntaria en la Clínica de pacientes ambulatorios de veteranos la llenaban de pasión.

 

Carmen Contreras expresaba lo especial que se sentía por haber formado parte del primer grupo de mujeres latinas al servicio militar. El liderazgo y patriotismo que embargaba su ser pudo mas que cualquier discriminación basada en cultura o género. Su labor le hizo obtener varias medallas, incluyendo la Medalla de la Campaña de Europa-África-Medio Oriente con dos Estrellas de bronce, una Medalla de Victoria de la Segunda Guerra Mundial, una Medalla de Campaña Estadounidense, una Medalla de Servicio WAAC y la Medalla del Army por Buena Conducta.

 

Carmen falleció a sus 97 años en enero de 2017.